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Franciscanas - Mayo 2002
Asedio a la
Natividad de Belén
El martes 2 de abril de 2002, a las
3 de la tarde, unos doscientos
cuarenta palestinos derribaron la
puerta y se refugiaron en la
Basílica de la Natividad de Belén,
huyendo de del ejército israelí que
había irrumpido violentamente en la
ciudad. Muchos estaban armados, pero
otros eran pacíficos ciudadanos que
se encontraban en los alrededores y,
por instinto, buscaron en la iglesia
un sitio seguro. El gobernador de la
ciudad y el abogado del convento,
que acudieron enseguida para
intentar resolver el problema,
también quedaron atrapados dentro.
El 4 de abril los soldados israelíes
derribaron una puerta lateral de la
basílica. Fue el momento más
difícil. Los refugiados palestinos
se refugiaron en el convento,
haciendo temer lo peor a los 35
franciscanos de la comunidad
franciscanos, que se encontraron
entre dos fuegos y tuvieron que
compartir sus víveres con ellos
durante el asedio. Sólo algunos eran
cristianos, pero la mayoría se
mostró respetuosa con el lugar y con
los religiosos.
"Me parece que esta situación
nuestra tenga algo que ver con el
misterio cristiano -comentaba el P.
Ibrahim Faltas, custodio de la
Basílica-; con aquel acontecimiento
que, al principio, pudieron ver los
pobres pastores y los reyes magos
precisamente aquí. Somos pobres
frailes inermes y desarmados. Inerme
era también Jesús cuando ocurrió la
matanza de los incentes ordenada por
Herodes. Nosotros somos hijos
también de San Francisco. Aquel que
fue a ver al sultán Malik-al-Kamil,
precisamente cuando las naciones
cristianas de Occidente hacían la
Cruzada para liberar los Santos
Lugares. Francisco vino a pedir la
paz. En el capítulo XVI de la Regla
se lee: 'Los frailes que van entre
sarracenos no litiguen ni discutan,
sino estén sometidos a toda criatura
humana por amor de Dios y confiesen
ser cristianos, y cuando vean que
agrada al Señor anuncien la Palabra
de Dios... Y todos los frailes,
dondequiera que estén, recuerden que
han entregado y abandonado su cuerpo
a nuestro Señor Jesucristo y que por
amor suyo están expuestos a enemigos
visibles e invisibles".
El 7 abril, domingo, sabiendo que el
Papa diría algo durante el Angelus,
a mediodía los frailes tocaron las
campanas de la Basílica. Poco
después, los soldados les cortaron
el agua y la electricidad.y ocuparon
el albergue de los peregrinos. Esa
misma noche intentaron entrar en la
iglesia y los palestinos se
refugiaron en el convento, parte del
cual resultó dañado gravemente por
un incendio. Víctima de los disparos
fue un joven de Gaza.
En los días siguientes los soldados
no dejaban de disparar. La noche del
9 de abril, una bala hirió de rebote
a un joven en el abdomen. Al día
siguiente, un monje armeno de la
comunidad vecina fue alcanzado por
otro proyectil dentro de su celda.El
16 de abril dispararon contra el
padre Ibrahim mientras abría la
ventana de su habitación. Era algo
más que una guerra de nervios, que
duró aún más de tres semanas.
Durante los días del asedio no
faltaron las llamadas de solidaridad
de todo el mundo, sobre todo de las
numerosas ciudades hermanas con
Belén, como Greccio o Asís, hasta
que, por fin, las conversaciones con
las autoridades israelíes desde el
mismo convento, desde el Vaticano y
otros canales diplomáticos
internacionales lograron desbloquear
el conflicto. El 10 de mayo, en
efecto, se acordó que los refugiados
podían regresar a sus casas, excepto
algunos, considerados terroristas
por los israelíes, que serían
deportados a otros países. De ese
modo, la Basílica y el convento de
la Natividad quedaron libres del
asedio.
El domingo 12 de mayo, en su
habitual mensaje del Ángelus, el
Papa Juan Pabllo II agradecía los
esfuerzos de todos , en particular
de las comunidades franciscana,
greco-ortodoxa y armena de Belén, y
concluía diciendo:"El mensaje
universal de Belén es: amor,
justicia, reconciliación y paz.
Sobre esas bases es como se puede
construir un futuro respetuoso de
los derechos de los pueblos israelí
y palestino, en la confianza mútua".
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