FRANCISCO DE ASÍS, PASO A PASO
Itinerario cronológico, geográfico y espiritual

 

Recensiones:
 

En la revista "Studium" de los dominicos

 
Francisco de Asís, paso a paso, voluminosa obra editada por San Pablo, es una de las contribuciones a la celebración del octavo centenario de la aprobación de la Orden Franciscana (abril de 1209). La bibliografía y las abundantes fuentes citadas en la obra, son de distinto calibre, aunque Tomás Gálvez parece usarlas, a veces, indiscriminadamente. De lectura fácil y agradable, el autor sigue en su obra el hilo cronológico de la vida del santo y el desarrollo y profundización de su vocación, exponiéndolo con tanta vivacidad y entusiasmo que parecería ser testigo presencial de los hechos que narra. Después del relato extenso y pormenorizado de la juventud de Francisco de Asís y de su conversión, seguimos al santo en la progresiva profundización de su vocación y en la aceptación de sus primeros seguidores. El eje y fuerza del santo de Asís era su pasión por Cristo pobre y crucificado y consiguientemente por el Evangelio, así como la pobreza estricta como norma de vida, la cual defendió con tenacidad y franqueza ante las autoridades eclesiásticas (p. 121). Mientras tanto se iban agregando más y más seguidores. Desde los primeros lugares en que vivió con sus seguidores (Rivotorto y la Porciúncula), recorrió movido por su afán apostólico gran parte de Italia, España, Portugal, Tierra Santa, Egipto. Estas experiencias apostólicas fueron el germen del posterior envío de hermanos a países musulmanes, por orden del Capítulo General de Pentecostés de 1219 celebrado en la Porciúncula, siendo algunos de ellos coronados con el martirio (pp. 363-364). La Orden crecía y la formación de los nuevos miembros pedía a voces una norma para evitar los abusos que comenzaban a aflorar, por lo que Francisco instituyó un año de noviciado. Él mismo dio ejemplo de afán misionero partiendo para Egipto (su célebre visita al sultán de Egipto) mientras se iba consolidando su naciente Orden (los Capítulos de las Esteras), al primero de los cuales habrían asistido el cardenal Hugolino, que sería el gran protector de la Orden y de las «Damianitas», y santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los hermanos Predicadores). Digamos, de paso, que las afirmaciones sobre la pobreza querida también por santo Domingo para su Orden requerirían algunas precisiones históricas (p. 344). Un capítulo aparte merece su parte activa y su apoyo en la fundación de la Orden de las «Damianitas» de santa Clara, así llamadas por haberse instalado en la iglesia de San Damián. Su amor a la Iglesia no es etéreo sino que se traduce en su sentido eclesial de respeto y sumisión al obispo (primer paso a dar antes de una nueva fundación) y en su recomendación a sus frailes de que respeten y se sometan al clero (pp. 363-634). El autor relata también, como no podía ser menos para un conocimiento completo de la obra de Francisco de Asís, la fundación de la Orden seglar de la penitencia en 1221, el episodio de las llagas en el monte La Verna, sus muchas y graves enfermedades y su muerte postrado en el suelo con la humildad en la que había vivido. Algunas imprecisiones y conjeturas cronológicas no empañan en absoluto la calidad de este libro, cuya ayudará en gran manera a conocer mejor la figura del gran santo de Asís.

J. Montero
Studium, vol. XLIX (2009), fasc. 2, 347-348.

 
 

 

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