Fiesta: 14 de diciembre.
Beatificación: Pablo VI, el 28 de
abril de 1974
Nacimiento:
Aquisgrán (Aachen, Alemania), el 3 de enero de
1974
Muerte: Aquisgrán (Aachen,
Alemania), el 14 de diciembre de 1876
Congregación:
Hermanas Pobres de San Francisco (TOR)
Beata María Francisca Schevrier, TOR
María Francisca Schevrier nació en Aquisgrán el 3 de
enero de 1819, hija de Juan Enrique y Luisa Migeon. Era
ahijada del emperador Francisco II. Después de la muerte
de su madre, acaecida en 1832, tomó la costumbre de
socorrer a los pobres en sus necesidades y de enseñarles
el catecismo.
En un ambiente a menudo indiferente, a veces hostil,
porque la burguesía ciudadana ostentaba una actitud
volteriana, María Francisca no ahorraba fatiga alguna,
no se dejaba vencer por ningún temor y encontró ayuda
para su empresa en un sacerdote de su parroquia.
Después de haber hecho un retiro en Lieja, el 3 de
octubre de 1846, con cinco compañeras formó en Aquisgrán
un grupo que poco después tuvo la ocasión de prestar un
gran servicio durante una epidemia de cólera y de
viruela que asoló la ciudad. Para dar una forma canónica
a la naciente institución, escribió una regla en la que
ponía a su pequeño grupo bajo la protección de San
Francisco de Asís, poniendo de relieve la caridad, la
pobreza y las obras de misericordia para con los pobres.
De ahí viene el nombre del instituto de Hermanas de los
Pobres de San Francisco de Asís.
Con sus compañeras entró en la vida religiosa
el 12 de octubre de 1850. Pero su regla solamente fue
aprobada por San Pío X en 1908. La nueva congregación se
difundió rápidamente: ya en 1858 había sido fundada una
casa provincial en Hartwel en Estados Unidos de América.
En vísperas de la aprobación pontificia, el Instituto
contaba ya con 61 casas, de las cuales 16 en América y
1500 religiosas. Actualmente se cuentan 12 casas en
Alemania y en Estados Unidos, hay algunas religiosas que
se han dedicado a la obra de la recuperación de la
juventud descarriada y otras que durante la guerra de
1864, 1866 y 1870 se dedicaron a la asistencia sanitaria
de los militares en los hospitales.
A pesar de esta dinámica actividad, María Francisca
sabía encontrar tiempo para dedicar a la oración, a la
meditación, a la visita diaria, al Santísimo Sacramento,
al cultivo de una tierna y filial devoción hacia la
Madre de Dios. Era suave para con todos y severa consigo
misma; practicaba mortificaciones y penitencias, tenía
un gran respeto hacia los sacerdotes en los cuales veía
la misma persona de Cristo. Soportó con cristiana
resignación la última enfermedad que afinó más su alma y
la hizo digna de la gloria. Murió el 14 de diciembre de
1876 en Aquisgrán. Tenía casi 58 años. La ciudad acudió
a su funeral y la lloró porque en ella perdió a la madre
amadísima de todos, especialmente de los pobres, de los
desgraciados y de los pequeños.
Fuente: Giuliano Ferrini -
José Guillermo Ramírez: Santos franciscanos para cada
día, Edizioni Porziuncola, Assisi 2000, p. 407.
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