Fiesta: 15 de noviembre.
Beatificación: Juan Pablo II, 20
de octubre de 2002
Nacimiento:
Nantes (Francia), 21 de mayo de 1839
Muerte: San Remo (Italia), 15 de
noviembre de 1904
Congregación:
Fundadora de las Franciscanas Misioneras de María
Fuente: Vatican.va
Beata María de la Pasión (1839-1904)
Hélène Marie Philippine de Chappotin de Neuville, en
religión María de la Pasión, nace el 21 de mayo de 1839
en Nantes, Francia, de una noble y cristiana familia.
Desde la infancia manifiesta eminentes dones naturales y
una fe profunda.
En abril de 1856, en unos ejercicios espirituales,
hace una primera experiencia de Dios que la llama a una
vida de consagración total. La improvisa muerte de la
madre retrasa la realización. Sin embargo en diciembre
de 1860, con el consentimiento del obispo de Nantes,
entra en las Clarisas, atraída por el ideal de sencillez
y pobreza de San Francisco.
El 23 de enero de 1861, aún postulante, hace una
profunda experiencia de Dios que la invita a ofrecerse
víctima por la Iglesia y el Papa. Esta experiencia
marcará toda su vida. Cae gravemente enferma y tiene que
dejar el monasterio. Después de su restablecimiento, su
confesor la orienta hacia la Sociedad de María
Reparadora y es admitida en mayo de 1864. El 15 de
agosto del mismo año, en Toulouse, recibe el hábito con
el nombre de María de la Pasión.
En marzo de 1865, aún novicia, es enviada a India,
al Vicariato apostólico del Maduré, confiado a la
Compañía de Jesús, donde las Reparadoras tienen como
tarea principal la formación de las religiosas de una
congregación autóctona y otras actividades apostólicas.
En Maduré, el 3 de mayo de 1866, María de la Pasión
pronuncia los votos temporales.
Por sus dones y virtudes es designada como superiora
local y seguidamente, en julio de 1867, provincial de
los tres conventos de las Reparadoras. Bajo su dirección
las obras de apostolado se desarrollan, la paz — un
tanto turbada por tensiones anteriores — se restablece,
el fervor y la regularidad reflorecen en las
comunidades. En 1874, funda una nueva casa en Ootacamund,
en el Vicariato de Coimbatore, asignado a las Misiones
Extranjeras de París. Pero en el Maduré las disensiones
se agravan hasta tal punto de que veinte religiosas,
entre ellas María de la Pasión, se ven obligadas, en
1876, a dejar la Sociedad de María Reparadora, Se reunen
en Ootacamund bajo la jurisdicción del Vicario
Apostólico de Coimbatore, Mons. José Bardou, M.E.P.
En noviembre de 1876, María de la Pasión se dirige a
Roma para regularizar la situación de las veinte
hermanas separadas y obtiene de Pío IX, el 6 de enero de
1877, la autorización de fundar un nuevo Instituto,
específicamente misionero, bajo el nombre de Misioneras
de María.
Sugerido por la Congregación de Propaganda Fide,
María de la Pasión abre en Saint-Brieuc, Francia, un
noviciado que acoge rápi-damente numerosas vocaciones.
En abril de 1880 y en junio de 1882, la Sierva de Dios
regresa a Roma para resolver las dificultades que
amenazan obstaculizar la estabilidad y el crecimiento
del joven Instituto. El último viaje, en junio de 1882,
marca una etapa importante en su vida: se le autoriza a
fundar en Roma una casa y, llevada por circunstancias
providenciales, encuentra la orientación franciscana
indicada por Dios veintidós años antes. El 4 de octubre
de 1882, en la iglesia del Aracoeli es recibida en la
Tercera Orden de San Francisco y entra en relación con
el Siervo de Dios, Padre Bernardino de Portogruaro,
ministro general de la Orden de Frailes Menores, que en
sus pruebas le apoya con paternal solicitud.
En marzo de 1883, María de la Pasión es destituida
en su función de Superiora del Instituto a causa de
oposiciones latentes. Pero después de la investigación
ordenada a este respecto por León XIII, se reconoce
plenamente su inocencia y es reelegida en el Capítulo de
julio de 1884.
El Instituto inicia su rápido desarrollo: el 12 de
agosto de 1885 emiten el Decreto laudatorio y él de
afiliación a la Orden de Hermanos Menores; se aprueban
las Constituciones ad experimentum el 17 de julio de
1890 y definitivamente el 11 de mayo de 1896. Es el
momento del envío de misioneras, incluso a las puestos
más lejanos y peligrosos, sin detenerse, más allá de
todo obstáculo y de toda frontera.
El celo misionero de la fundadora no conoce límites
para responder a las llamadas de los pobres y
abandonados. También la promoción de la mujer y la
situación social le interesan particularmente; con
inteligencia y discreción ofrece a los pioneros que
trabajan en este campo, una colaboración que ellos
aprecian mucho.
Su intensa actividad y su dinamismo brotan de la
contemplación de los grandes misterios de la fe. Para
María de la Pasión todo confluye en la Unidad-Trinidad
de Dios Verdad-Amor, que se da a nosotros a través del
misterio pascual de Cristo. Unida a estos misterios vive
su vocación de ofrenda en una dimensión eclesial y
misionera. Jesús Eucaristía es para ella «el gran
misionero» y María, en la disponibilidad de su «Ecce»,
traza el camino de la donación sin reserva a la obra de
Dios. De este modo abre a su Instituto los horizontes de
la misión universal, cumplida en el espíritu evangélico
de sencillez, pobreza y caridad de Francisco de Asís.
Tiene gran cuidado, no solamente de la organización
exterior de las obras, sino sobre todo de la formación
espiritual de las religiosas. Dotada de una
extraordinaria capacidad de trabajo, encuentra tiempo
para redactar numerosos escritos de formación, y para
mantener una frecuente correspondencia con sus
misioneras esparcidas por el mundo, invitándolas con
insistencia a una vida de santidad. En 1900, el
Instituto recibe el sello de sangre con el martirio en
China de siete Franciscanas Misioneras de María,
beatificadas en 1946 y canonizadas en el transcurso del
Gran Jubileo del año 2000. Este martirio es para María
de la Pasión, junto con un gran dolor, un inmenso gozo,
una emoción intensa de ser la madre espiritual de estas
misioneras que han sabido vivir el ideal de su vocación,
hasta la efusión de la sangre.
Agotada por las fatigas de incesantes viajes y por
el trabajo cotidiano, María de la Pasión, después de una
breve enfermedad, muere serenamente en San Remo el 15 de
noviembre de 1904, dejando más de dos mil religiosas y
ochenta y seis casas insertas en cuatro continentes. Sus
restos mortales reposan en un oratorio privado de la
casa general del Instituto en Roma.
En febrero de 1918 se abre en San Remo el Proceso
informativo para la Causa de Beatificación y
Canonización. En 1941 es promulgado el Decreto sobre los
escritos y, en los años siguientes, llegan a la Santa
Sede numerosísimas cartas postulatorias, de todas las
partes del mundo, a favor de la Causa de la Sierva de
Dios. Después del voto unánimemente favorable de los
Consultores, se publica el Decreto para la Introducción
de la Causa, con aprobación de S.S. Juan Pablo II, el 19
de enero de 1979.
El 28 de junio de 1999 es promulgado solemnemente
por el Sumo Pontífice Juan Pablo II, el Decreto de la
heroicidad de las virtudes de la Madre María de la
Pasión.
El 5 marzo de 2002, se reconoce la curación de una
religiosa afectada de «TBC pulmonar vertebral; Morbo de
Pott», un milagro que Dios concede por intercesión de la
Venerable. El 23 de abril de 2002, en presencia del Sumo
Pontífice Juan Pablo II, es promulgado el Decreto que
abre el camino a la Beatificación de la Venerable Sierva
de Dios. (Vatican.va)
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