Fiesta: 30 de mayo.
Beatificación: Card. José Saraiva Martins, el 16 de
septiembre de 2007
Nacimiento: Nojals-et-Clotte (Francia), 24 de mayo de
1878
Muerte:
Talence (Francia), 30 de mayo de 1897.
Orden: Franciscanas Clarisas
Vida de la beata María Celina (Jeanne-Germaine
Castang)
Jeanne-Germaine Castang nació el 24 de mayo en
Nojals, al Este de Bergerac (Perigord, cerca de Burdeos,
en la Aquitania francesa. Su padre procedía de una
familia de terratenientes y su madre de una familia de
notarios. Quinta de once hermanos, era una niña alegre y
muy espabilada, con un carácter bien templado. A
los cuatro años se le paralizó una pierna por causa de
una poliomelitis. Esta prueba no afectó a la fe y piedad
de la niña, que seguía atentamente los buenos consejos
de sus padres. Las hermanas de San José completaron su
educación. A pesar de su tierna edad, sobresalía
ya por una gran devoción eucarística.
Su padre había abierto una tienda-café, pero el negocio
le fue mal, y perdió la casa, viéndose obligado a
instalarse en una granja abandonada e insalubre. Era el
año 1888, y los Castang no tenían ni siquiera para
comer. La pequeña Germana, con apenas diez años, tomó
entonces la generosa iniciativa de ir a mendigar
alimentos para su familia, llamando humildemente a las
puertas de los vecinos. Y también tuvo la inspiración de
ofrecer su vida al Señor, a cambio de que sus seres
queridos no sufrieran más.
Poco después, su padre encontraba trabajo en
Burdeos, y pudo llevarse consigo, poco después, a toda
la familia. Tres de sus hijos habían muerto en Nojals, y
otros morirían en Burdeos, de tuberculosis y
desnutrición.
Mientras su padre trabajaba de vigilante de un castillo
en La Réole, Germana permanecía en Burdeos, acogida por
caridad por las hermanas de Nazaret, donde se preparó
para la primera Comunión y la Confirmación, al tiempo
que iba madurando en ella la vocación religiosa.
Transcurridos cinco años, debido a la muerte prematura
de su madre, y al ingreso de su hermana mayor en un
convento, Germana tuvo que regresar a casa, para
ocuparse de las tareas domésticas y de su hermano mayor,
Luis, gravemente enfermo de tuberculosis, hasta su
muerte en 1893.
Entrada en la adolescencia, Germana deseaba ser
religiosa. Su primer deseo habría sido entrar con las
Clarisas. Un día, mientras paseaba con una amiga, ésta
le propuso ir a visitar a unas clarisas que ella
conocía. La abadesa se percató de que aquella joven, a
pesar de su minusvalía, era un alma excepcional, modesta
y humilde. Fue admitida en la comunidad del Ave María,
de Talence, el 12 de junio de 1896. El 21 de noviembre
vestía el hábito de la Segunda Orden Franciscana,
empezando el noviciado con el nombre de sor Maria Celina
de la Presentación.
A pesar de la tuberculosis y de su minusvalía,
soportó pacientemente los rigores de la vida de las
monjas contemplativas, con un amor creciente hacia Dios,
a las hermanas y por la Iglesia. Con gran humildad y
discreción acogía las manifestaciones sobrenaturales con
que el Señor la regalaba, mientras se agravaba su salud
con una tisis ósea. Pero ella todo lo soportaba
pacientemente y con alegría. Murió el 30 de mayo de
1987, a la edad de 19 años, no sin antes haber
pronunciado los votos de obediencia, pobreza y castidad.
Antes de morir había escrito a su hermana: "No me
importa morir, te espero en el cielo. Allá arriba no me
olvidaré de nadie..." Después de su muerte se manifestó
a muchas personas por medio de perfumes, por lo que se
la conoce como la "Santa de los perfumes".
En su pequeñez se hizo grande a los ojos de Dios
La fama de su santidad llevó a la introducción de la
causa de beatificación, el 18 de junio de 1930. Fue
declarada Venerable el 22 de enero de 1957. El 16 de
diciembre de 2006, el papa Benedicto XVI recibió en
privado al Prefecto de la Congregación para la Causa de
los Santos, el cardenal José Saraiva Martis, y autorizó
la promulgación de los decretos relativos a ocho
milagros, uno de los cuales atribuido a la intercesión
de la Venerable Sierva de Dios sor María Celina de la
Presentación. El mismo Prefecto se trasladó a la
catedral de Burdeos para proceder a su beatificación, el
16 de septiembre de 2007, en presencia del cardenal Jean
Pierre Ricard, enviado especial del Papa, arzobispo de
Burdeos y presidente de la Conferencia episcopal
francesa.
"En su pequeñez, la Beata Maria Celina de la
Presentación se ha hecho grande a los ojos de Dios, y
hoy manifiesta a todos el resultado de su total abandono
al amor del Padre", manifestó el cardenal Saraiva
durante la ceremonia de beatificación. Y ha
añadido que, "viviendo en la pobreza, ha sabido alcanzar
la cima de la santidad. Podemos definir a la Beata Maria
Celina como 'pequeña', sobre todo porque eligió ser
Hermana Pobre de Santa Clara y, por tanto, pequeña en el
sentido que le da Jesús en el Evangelio de Lucas, cuando
habla de un misterio escondido a los doctos y sabios, y
revelado solamente a los más pequeños". La Iglesia de
Burdeos -concluyó el cardenal- tiene ahora oficialmente
una nueva amiga cerca de Dios". Ese mismo día el Papa
recordaba en el Ángelus a la nueva beata, diciendo que
"su vida, marcada por la cruz, quiso ser una signo de
amor a Cristo".
"Vivió en un ambiente rico de fe -comentaba también
el Postulador de la causa ante los micrófonos de la
Radio Vaticana- pero también de gran pobreza, se esforzó
en agradar al Señor, abrazando las cruces de la vida y
llenando de amor cada pequeño gesto. Su experiencia
humana es comparable a una verdadera Kénosis, pues las
numerosas pruebas a que nos hemos referido no hicieron
de ella una pobre infeliz, sino que la confirmaron en su
firme propósito de entregarse completamente a Cristo.
Así realizó generosamente su propósito: 'He elegido ser
una violeta de humildad, un lirio de pureza, una rosa de
caridad para Jesús'". "La pequeña clarisa de Burdeos
-añade el Postulador- da testimonio con fuerza de que
Dios elige lo necio del mundo para confundir a los
sabios, lo que es débil, para confundir a los fuertes,
lo despreciable, para anular lo que es algo, para que
ningún hombre pueda vanagloriarse ante Dios".
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