Fiesta: 9 de noviembre.
Reconocimiento
del culto litúrgico: Pío VI, 17 de septiembre de
1798
Nacimiento:
Signa (Florencia, Italia)
Muerte: Signa, 1307
Orden:
De la Penitencia - Orden Franciscana Seglar (pertenencia
dudosa)
Patrona de Signa
BEATA JUANA DE SIGNA,
Virgen reclusa
Sobre el año de nacimiento de la Beata Juana hay
división de opiniones: 1242, según algunos, y 1266,
según otros. De padres humildes, fue una humilde
pastora a quien, a veces, le gustaba reunir a otros
pastores para hablarles de Dios, de las cosas del cielo
y del amor a las virtudes.
Hacia los 30 años decidió hacerse reclusa voluntaria,
a ejemplo de la Beata Veridiana (1180-1242), que vivió
recluida en
la cercana población de Castel Fiorentino. Se dice que,
antes de encerrarse entre las cuatro paredes de una celda
junto al río Arno, había recibido de manos de los
frailes menores de Carmignano el hábito de la Orden de
la Penitencia. Es dudosa, sin embargo, su pertenencia a
dicha orden, fundada por San Francisco para los
seglares.
Durante más de 30 años, desde aquel refugio, fue un
faro de
misericordia para quienes acudían a ella: sanó
enfermos, consoló afligidos, convirtió pecadores,
iluminó indecisos, ayudó a los necesitados. Si su fama
aún perdura hoy es por las gracias y milagros que siguió
derramando aún después de su muerte.
Dejamos a un lado las pintorescas leyendas referidas
a su juventud de pastora y a sus más de treinta años de
reclusa. Lo más importante es que Juana vivió en una
gran pureza de espíritu. Se mantenía con lo que le daban los
paisanos, practicó la más rigurosa austeridad, fue
ferviente en la oración y asidua en la contemplación. El
Señor premió su fidelidad y entrega con dulces coloquios
místicos, y manifestó a los demás su santidad con
numerosos prodigios y curaciones, tanto físicas como
espirituales.
Falleció en su celda a los 63 años, el 9 de
noviembre de 1307, y dicen que las campanas de la Iglesia
de Signa tocaron a fiesta, para celebrar la entrada de
Juana en la gloria del cielo.
Su cuerpo incorrupto se conserva en una Capilla
edificada en el lugar de la sepultura. Dicha capilla
pertenece, desde 1907, a Pieve di Signa. Otra capilla se
edificó también en la localidad La Costa, en el lugar
llamado "Il Beatino", donde, según la tradición, había
vivido recluida la Beata Juana.
Pío VI reconoció el culto y autorizó el oficio y
misa en su honor, el 17 de septiembre de 1798
(fratefrancesco.org).
Historia del culto a la Beata Juana de Signa
La "Beata Juana", patrona de Signa, nació, según
fuentes documentales, en 1242 (o 1266).
Sabemos poco de su vida, excepto los milagros le
atribuyeron, tanto en vida como después de su muerte.
La fuente principal es el código "Beatae Johannae
vita et miracula", que se puede fechar entre 1383 y
1396, trascrito y publicado recientemente por el Grupo
Arqueológico de Signa en el volumen "Vita e Miracoli
della BEATA GIOVANNA DA SIGNA - Memorie di una comunitá".
En este manuscrito tenemos poquísimas noticias,
aparte de los milagros y prodigios que se le atribuyen:
veintisiete, de los cuales siete en vida, y veintiuno
después de su muerte.
La única noticia acerca de su vida se refiere al
lugar de nacimiento: "La Beata y joven virgen Juana era
natural de un castillo situado cerca de Florencia".
Esta frase ha sido el origen de la disputa acerca de
su lugar de nacimiento entre Signa y la Comunidad de San
Martino en Gangalandi (de Lastra a Signa), que reclamaba
sus restos.
Parece, sin embargo, poco probable que, siendo
natural "de la otra orilla del Arno", hubiese elegido
Signa como lugar de vida eremítica, como resulta de la
única fuente que se remonta a la época en que Juana aún
vivía: un libro de cuentas de los "Capitanes de la
Compañía de "Orsanmichele" de Florencia, que en 1306
registra la entrega de una cantidad de dinero en limosna
"a la Juana ermitaña de Signa".
Aún se discute si Juana perteneció a alguna orden
monástica (los más acreditados son la Orden de
Vallombrosa y la Orden Franciscana), o si fue una virgen
seglar que eligió la vida eremítica y la oración.
Después de su muerte, ocurrida, según algunas
fuentes, el 9 de noviembre de 1307, y en torno al 1348,
según otras, en torno a ella se desarrollaron por toda
la Toscana varias manifestaciones de veneración popular.
La primera noticia documentada de festejos en su
honor es del año 1383, mientras que la "Fiesta de la
Beata Juana" que se celebra el Lunes de Pascua evoca la
procesión anual que se instituyó en 1385, con ocasión
del segundo traslado de su cuerpo.
En 1385 se fundó la Obra de la Beata Juana, que se
cuidó durante casi cinco siglos de fiestas y
celebraciones, y administró bienes, encargó obras de
arte, reformas y ampliaciones, tanto de la Capilla que
conserva el cuerpo de la Beata, como de la Iglesia de
San Juan, de la que formaba parte.
La Obra fue suprimida el 11 de junio de 1784 por el
Gran Duque Pedro Leopoldo, junto a otras numerosas
compañías religiosas, pero, a pesar de esto, la devoción
a la Beata no cesó, permaneciendo íntegra hasta nuestros
días, como prueba de un sentimiento profundamente
arraigado en el pueblo.
La veneración de la Beata Juana no fue exclusiva de
los habitantes de Signa, sino también de los de Prato,
Florencia, Pistoia y el Mugello, como atestiguan
numerosos donativos y legados dejados "por gracia
recibida". Entre los devotos más ilustres hay que
recordar a la familia Médici, que en 1439 hicieron
desfilar dos veces sus restos en procesión por
Florencia.
Esta veneración hizo que la capilla de la Beata y la
Iglesia de San Juan estuviesen llenas de ex-votos,
enriqueciéndolas también con numerosas obras de arte,
como dos ciclos de frescos a los lados del altar mayor,
y numerosos lienzos, algunos de los cuales recién
restaurados, como las dos obras de Giovanni Gagliardi, y
otras, aún en fase de restauración.
Tradujo
para Fratefrancesco.org: Fr. Tomás Gálvez
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