Fiesta: 12 de diciembre.
Reconocimiento del culto:
Pío VII, en 1987
Nacimiento: hacia el
1241, en Offida (Áscoli Piceno, Italia)
Muerte: 12 de diciembre
de 1306, en Bastía Umbra (Perugia, Italia)
Orden: Hermanos
Menores (Minoritas).
Beato Conrado de Offida
La pintoresca ciudad de Offida, conocida por sus
murallas almenadas, en la región italiana de las Marcas,
a la distancia de cuatro siglosf ue la cuna de dos
ilustres franciscanos: el beato Conrado y el beato
Bernardo.
Conrado nació hacia el año 1241. A los 15 años ingresó
en la orden de los Menores fundada por san Francisco de
Asís. Su vida terrena tiene mucho en común con el gran
Antonio de Padua, que, procedente de Lisboa, se despojó
de su ciencia por amor a la humildad y la pobreza, y
permaneció oculto entre los cacharros de cocina de un
eremitorio italiano, antes de revelarse, casi por
casualidad, como un formidable predicador, gloria de la
orden franciscana y de toda la Iglesia universal.
Tras haber comenzado los estudios en el convento de
Áscoli, renunció a continuarlos, a pesar de sus
cualidades intelectuales, prefiriendo dedicarse a los
trabajos más humildes. Fue cocinero, limosnero, portero.
Amaba la obediencia, robando tiempo al sueño para
dedicarse a la oración. Lo enviaron al convento de
Forano, donde convivió diez años con el beato Pedro de
Treia. De este periodo se cuenta la anécdota de un lobo
perseguido por perros y cazadores, al que el beato
Conrado protegió y amansó.
Por su vida ejemplar, el ministro general fray
Jerónimo de Áscoli lo destinó a la ermita del boscoso
monte de la Verna, el "calvario" de san Francisco, A
donde quiera que iba se ponía a disposición de los
superiores para cualquier trabajo, aunque prefería los
lugares sugestivos y apropiados para la contemplación.
Pero la orden no lo necesitaba sólo para fregar
cacharros. Al final le ordenaron completar los estudios
para ordenarse sacerdote y dedicarse al ministerio de la
predicación. A pesar de la sorprendente e inesperada
eficacia de su apostolado, nunca se dejó llevar por el
orgullo ni por la vanagloria. Más bien seguía
considerándose el menos preparado, el más retrasado y
menos ingenioso de los hijos de san Francisco.
En 1294 obtuvo del papa san Celestino V permiso para
pasar algún tiempo entre los ermitaños celestinos.
Durante estos años mantuvo también relación epistolar
con el líder "espiritual" Pedro Juan Olieu, el
reformador franciscano sospechoso de errores heréticos
en sus escritos sobre la cuestión de la pobreza
evangélica. Sus relaciones con él se limitaron, sin
embargo, a los deberes de la fraternidad. Cuando
Bonifacio VIII suprimió la congregación de los
celestinos, Conrado regresó a la orden franciscana. Una
antigua inscripción en el tugurio de Rivotorto, cuna de
la orden franciscana, recuerda que allí vivió algún
tiempo, retirado en completa soledad.
En más de cincuenta años llevó un solo hábito, y
nunca usó sandalias. En sus correrías apostólicas
predicaba la palabra de Dios por pueblos, ciudades y
aldeas y suscitando numerosas conversiones. Tras muchos
años de penitencia y gran austeridad, la muerte lo
sorprendió en 1306 en Ísola Romanesca, actual Bastía
Umbra, en la llanura de Asís. Catorce años después, sus
restos fueron robados por el ejército de Perusa. Desde
entonces reposan en la iglesia perusina de San
Francisco, en el oratorio de San Bernardino. Pío VII
aprobó su culto en 1817.
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