"Parabolitas"
Con los trapos se hace el papel donde
se escriben las palabras santas. Así hace el Señor.
Cuando pilla a un hombre pobre y atribulado, a fuerza de
golpes y persecuciones lo vuelve blanco de conciencia,
tanto, que los grandes vienen a encomendarse a él.
Dios permite defectos en quien lo ama,
porque sacan mucha utilidad, como quien tropieza al
caminar: avanza dos pasos hacia adelante.
Quisiera morir de buena gana por la fe,
mas, porque no se me concede, quiero ejercitarme en
renegar la voluntad, que es como morir. La obediencia es
un cuchillo que mata la voluntad del hombre,
sacrificándola a Dios: es el cuchillo que sacrificó a
Jesús, hecho obediente hasta la muerte.
Quien sirve a Dios es como una garrafa
de agua cristalina: una pajita se ve enseguida. Si
comete un mínimo error, se da cuenta y se humilla, y
pide perdón.
La vela recién apagada se vuelve a
encender enseguida. Así sucede al pecador que ha
fallado, y que se arrepiente enseguida.
Los hombres dicen: '¡qué cosas tan
hermosas hace la naturaleza!', y no levantan los ojos
para contemplar al Dios de la naturaleza. Es como
ponerse lentes para ver las lentes, y no para ver las
cosas de lejos.
Cuando se despluma a un pájaro es fácil
quitarle las plumas grandes, pero para las pequeñas se
necesita la llama del fuego. Igual sucede al que sirve a
Dios. Se puede liberar de pecados graves, mas, para
quitar los de poca importancia, se necesita el fuego del
amor de Dios.
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