San Buenaventura de Bagnoregio, Doctor de la Iglesia

Frases y pensamientos franciscanos para meditar

   
   


De la "Leyenda mayor"

"El siervo del Rey Altísimo (Francisco) quedó desnudo, para poder seguir al Señor desnudo en la cruz, a quien tanto amaba. Del mismo modo, se armó con la cruz, para confiar su alma al leño de la salvación y lograr salvarse del naufragio de este mundo" (2,4).

De sus Sermones

"La senda que conduce a la vida perenne no es sino la que atraviesa el puente levantado por Cristo, que es la cruz, y que consiste en la lucha y en la victoria contra las perversas inclinaciones".

Del "Itinerario de la mente a Dios"

No se puede entrar en la contemplación de la Jerusalén del cielo, si no es entrando por la sangre del Cordero como por una puerta.

Dichoso el hombre que tiene en ti su refugio, y preparó en su corazón, en este valle de lágrimas, los peldaños para subir hasta el lugar preparado por el Señor.

La ayuda divina acompaña a quienes la piden de corazón, humilde y devotamente.

Así como nadie llega a la sabiduría sino por la gracia, la justicia y el conocimiento, así tampoco se llega a la contemplación sino por medio de una meditación profunda, una vida santa y la oración devota.

El origen de las cosas... proclama el divino poder que las sacó de la nada, la divina sabiduría que las hizo claramente diferentes, y la divina bondad que las adornó largamente.

El que con tantos esplendores de las cosas creadas no se ilustra, está ciego: el que con tantos clamores no se despierta, está sordo; el que por todos estos efectos no alaba a Dios, está mudo; el que con tantos indicios no advierte al primer Principio, es necio.

Desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios se han hecho intelectualmente visibles por las creaturas de este mundo; tanto, que no tienen excusa los que no quieren considerarlas, ni conocer, ni bendecir, ni amar a Dios en todas ellas.

Por muy iluminado que uno esté por la luz de la razón natural y de la ciencia adquirida, no puede entrar en sí para gozarse en el Señor si no es por medio de Cristo, quien dice: Yo soy la puerta.

Si queremos entrar de nuevo en la fruición de la Verdad, como en otro paraíso, es necesario ingresar por la fe, esperanza y caridad del mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, que viene a ser el árbol de la vida plantado en medio del paraíso.

Cristo es el camino y la puerta, la escalera y el vehículo, propiciatorio colocado sobre el arca y sacramento escondido en Dios desde tantos siglos.

Quien a este propiciatorio mira (a Cristo), volviendo a él por entero su rostro, y lo mira colgado en la cruz con sentimientos de fe, esperanza, caridad, devoción, admiración alegría, honra, alabanza y júbilo, ése celebra con Él la pascua.

Pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, a fin de que, manifestándose el Padre en nosotros, digamos con Felipe: Esto nos basta.


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