De sus cartas
"Porque Francisco vivió pendiente de la
mirda atenta a Cristo, la sabiduría divina lo inundó; y
de ella ha recibido el mundo tanta luz, que sigue
brillando aún en nuestro tiempo".
Del "Libro de la Beata Angela"
"Porque comprendía que, estando
engolfada en las cosas del mundo, no podía hacer una
penitencia suficiente, turné la decisión de abandonar
absolutamente todas las cosas, para hacer penitencia y
llegar a la cruz, como me había sido inspirado por
Dios".
"Este conocimiento de la cruz me daba
tanto fuego, que, estando a los pies de ella, me despojé
de toda mi ropa y me ofrecí toda al Señor. Y si bien con
temblor, con todo le prometí guardar una castidad
perpetua y no ofenderlo con ninguno de mis miembros".
"Entré en el dolor de la Madre de Cristo
y de San Juan y les pedí que me alcanzaran un signo
seguro de que siempre y continuamente tendría presente
en la memoria la Pasión de Cristo".
"A veces veo la hostia, como vi la
garganta y el cuello, con un esplendor y una belleza tan
grandes, más que si fuese el esplendor del sol, que me
parece provengan de la divinidad. Por esa belleza
comprendo con certeza que estoy viendo a Dios sin
ninguna duda".
"El que me guiaba añadió que la
comprensión del Evangelio era una cosa tan
superdeliciosá que si uno lo comprendiera, se olvidaría
no sólo de todas las cosas mundanas, sino también y en
forma total de sí mismo".
"El Señor me dijo entre otras estas
palabras: 'Te doy esta señal de que soy yo el que te
habla y te ha hablado. Te doy la cruz y el amor de Dios
dentro de tí. Y esta señal estará contigo eternamente'".
"Supliqué a Dios que me hiciera derramar
toda mi sangre por su amor, como él lo había hecho por
mí. Y me ofrecí toda a su amor".
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