Fr. Tomás Gálvez
Bendición a fray León
San Francisco, dos años antes de su muerte, hizo una
cuaresma en el monte de la Verna, en honor de la B.
Virgen María, Madre de Dios, y del arcángel San Miguel,
desde la fiesta de la Asunción de Santa María Virgen
hasta la fiesta del arcángel San Miguel; y la mano de
Dios estuvo sobre él mediante la visión y las palabras
del Serafín y la impresión de los estigmas de Cristo en
su cuerpo; entonces compuso estas alabanzas, que están
escritas en el reverso de esta hoja, y las escribió de
su puño y letra, dando gracias al Señor por el beneficio
a él concedido.
EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE. TE MUESTRE SU
ROSTRO Y TENGA MISERICORDIA DE TI. VUELVA A TI SU MIRADA
Y TE DE LA PAZ.
San Francisco escribió de su propio puño esta
bendición para mí, fray León:
FR. LEÓN TEL SEÑOR TE BENDIGA
Del mismo modo trazó él mismo, con su mano, el signo
de la Tau con su base.
(Escrito autógrafo de
san Francisco, con anotaciones de fray León).
San Francisco y la "Tau"
La primera vez que la Tau aparece relacionada con
San Francisco fue cuando fray Pacífico la vio marcada en
su frente, probablemente en vísperas del Concilio IV de
Letrán, que se abrió en Roma el 11 de noviembre de 1215,
con un memorable sermón de Inocencio III basado en las
palabras de Cristo: "He deseado ardientemente comer esta
Pascua con vosotros" (Lc 22, 15).
Recordando que Pascua significa "paso", el Papa
manifestaba su deseo de que el Concilio, nueva Pascua,
fuese ocasión de un triple paso, físico, espiritual y
eterno, refiriéndose, respectivamente, a la Cruzada, a
la reforma de la Iglesia universal y a la Eucaristía. La
segunda parte del discurso, que trata del paso
espiritual, es un comentario de Ezequiel 9, donde el
papa hace suyas las palabras del Señor al profeta: "Pasa
por la ciudad, recorre Jerusalén, y marca una tau en la
frente de los hombres que gimen y lloran por todas las
abominaciones que se cometen dentro de ella" (Ez 9, 4).
Y luego añade: "Tau es la última letra del alfabeto
hebreo, y tiene la forma de cruz, como era la cruz antes
que le pusieran encima la inscripción de Pilato. Tau es
el signo que se lleva en la frente cuando el esplendor
de la cruz se manifiesta en toda nuestra conducta,
cuando, como dice el Apóstol, se crucifica la carne con
sus vicios y pecados. Entonces se afirma: Yo no quiero
gloriarme en ninguna otra cosa, si no en la cruz de
nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está
crucificado para mí y yo para el mundo…" Y concluye
diciendo: "¡Sed, pues, los paladines de la Tau y de la
Cruz!".
San Francisco de Asís, que participó en el Concilio
en calidad de superior general de una Orden aprobada por
la Iglesia, debió de tomarse muy en serio la invitación
de Inocencio III, pues, según los compañeros y sus
primeros biógrafos, amaba y veneraba la Tau (nombre de
la letra T en hebreo y griego) "porque representa la
cruz y significa una verdadera penitencia". Al comienzo
de cualquier actividad se santiguaba con dicha señal, la
prefería a cualquier otro signo y la pintaba en las
paredes de las celdas. En sus conversaciones y
predicaciones la recomendaba a menudo, y la dibujaba a
modo de firma en todas sus cartas y escritos, "como si
toda su preocupación fuese grabar el signo de la tau,
según el dicho profético, sobre las frentes de los
hombres que gimen y se lloran, convertidos de veras a
Cristo Jesús".
La "Tau" en tiempos de San Francisco
La devoción de Francisco por la tau no era ninguna
originalidad. Parece ser que la cruz de los romanos
tenía esa forma y así la representaron, a veces, los
primeros cristianos en las catacumbas. En tiempos del
santo, al menos desde 1191, la usaban profusamente, como
signo de pertenencia a la orden y de su vocación
caritativa, los Crucíferos o antonianos de San Antonio
Abad, que en Asís regentaban el hospital de San Salvador
de las Paredes. Los Valdenses, fundados por Pedro de
Valdo, contemporáneo de San Francisco, llegaron a
declarar como dogma de fe que la cruz de Cristo tenía
forma de T. La "Cruzada de los niños" de 1212 la tomó
por distintivo. En Jerusalén, una orden caballeresca que
tomó parte en la Segunda Cruzada era conocida como Orden
de la Tau y sus miembros llevaban ese signo en el cuello
de la capa. Por tanto, lo que hizo el santo de Asís fue
asimilar un signo ya existente, que encajaba bien con su
espiritualidad e ideales, basados en la contemplación e
imitación de Cristo pobre y crucificado.
Algunas "reliquias" o testimonios
En la Basílica de San Francisco, en Asís, entre las
reliquias del Santo, se muestra un autógrafo suyo con la
bendición que le dedicó a su compañero fray León y el
dibujo de la tau. En el eremitorio de La Verna hay un
bastón usado por él, con la punta en forma de T. En
Fontecolombo, en la capillita de la Magdalena, se
descubrió no hace mucho una tau roja pintada en la
pared, que algunos atribuyen al santo. También se cuenta
que, después de su muerte, curó la pierna de un hombre,
tocándola con una varita en forma de T, cuya señal quedó
luego impresa en la parte curada. La Tau, por último, es
el emblema del Sacro Convento de Asís, donde se
encuentran representaciones de la misma de todos los
siglos. Las más destacadas son las que pintaron Cimabúe,
Giotto y Lorenzetti en la Basílica Inferior de San
Francisco, entre los siglos XIII y XIV.
Más información:
Damien VORREUX, "Tau, simbolo francescano. Storia,
teologia e iconografia", Ediciones Messaggero, Padova
(Italia) 2005.
Damien VORREUX, "Tau, simbolo francescano",Ediciones
Messaggero, Padova, 1988.
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