Fragmento del artículo San Francesco e le
Religioni.
P. Maximiliano Mizzi OfmConv.
Revista San Francesco Patrono d'Italia,
Assisi 1976, nn. 6-7.
Traducción: Fr. Tomás Gálvez.
... Muchos se preguntan el por qué de la fascinación
universal por San Francisco. Los motivos son varios y
cambian de una religión a otra, incluso de un individuo
a otro. A muchos les atrae de San Francisco su amor por
la creación y por los animales, interpretado no en clave
sentimental, sino como un verdadero respeto del cosmos.
Otros lo aman por su espíritu de renuncia radical de sí
mismo, por su pobreza absoluta y el desprecio de las
cosas del mundo, por su espíritu de paz y de no
violencia, de fraternidad universal, por su sencillez y
humildad. Otros también lo veneran por su vida
eminentemente espiritual, ascética y mística. Estos
ideales vividos por San Francisco los seguidores de
otras religiones los ven como valores inherentes a la
personalidad de Francisco y como ideales predicados,
practicados y vividos por sus propios fundadores y por
los místicos de sus religiones. Para muchos de ellos,
San Francisco es considerado uno de sus santos, de sus
maestros o gurúes.
Los Amerindios tienen gran veneración por la tierra,
a la que llaman "madre". por el mismo motivo miran a
Francisco con admiración, porque ven en él al cantor de
la creación, que llamaba a la tierra "hermana y madre".
Entre los Musulmanes el recuerdo de las Cruzadas aún
levanta ampollas. A los cristianos aún los ven
identificados con las Cruzadas, pero no a la figura de
San Francisco. Cuando el líder palestino Yasser Arafat
vino a Asís hace algunos años, mientras visitaba la
Basílica de San Francisco se conmovió delante del fresco
de Giotto que representa al Santo predicando ante el
Sultán de Egipto Melek el Kamel.
Si miramos la vida de los grandes maestros
orientales, de los gurúes, veremos grandes analogías
entre sus vida y la de San Francisco. Gautama Buddha,
por ejemplo, que nació y creció en una familia real,
abandonó la familia y todo cuanto poseía y encontró su
liberación e iluminación en la meditación y en la vida
ascética. Lo mismo Mahavira, fundador, o mejor el que
dió al Jainismo una organización más adecuada, lo dejó
todo y se dedicó a peregrinar por la India, despojado de
todo, en busca de la liberación. Gandhi abandonó su
profesión y todo lo que tenía para convertirse en el
hombre de la no violencia...
El 26 de octubre de 1986, vigilia de la Oración
Mundial por la Paz..., ante la Tumba de San Francisco se
firmó un hermanamiento entre el templo budista Kozan-ji
de Kyoto, Japón, y la Baslílica del Santo... El motivo
era porque el fundador del templo, el monje budista Myoe,
contemporáneo de San Francisco, era como él, un hombre
de oración profunda, practicaba una pobreza radical,
amaba la creación y fue un reformador de una sociedad
corrompida. A Myoe lo representan sentado en lo alto de
un árbol, en actitud de oración, como se suele
representar a San Antonio de Padua.
El presidente de la fundación internacional Science
of Spirituality, Sant Rajinder Singh Ji Maharaj, de
religión sikj, propone a menudo en sus enseñanzas a San
Francisco de Asís como a un santo que hay que seguir,
por su humildad, sencillez, pobreza, amor por la
creación, gran espíritu de oración y meditación y
profundo misticismo, comparable a los grandes santos y
místicos de todas las épocas y tiempos. Ello se debe a
que Francisco basaba su vida y su enseñanza en el amor,
a través del cual se puede volver a Dios...
Srimati Minoti Aram, investigadora hindú de la
India, discípula de Gandhi, cree que el futuro de la
humanidad y de la paz entre los pueblos depende de la no
violencia. Y al querer saber si Gandhi era el único
apóstol de la no violencia, un día descubrió que San
Francisco estuvo animado por el mismo espíritu... En un
breve estudio suyo comparativo entre San Francisco de
Asís y Mahatma Gandhi, Srimati Minoti Aram escribe que
ambos están unidos entre sí no sólo por su ideal de no
violencia, que es fruto del amor, sino también por su
estilo de absoluta pobreza, de búsqueda de la Verdad
suprema, por su actitud con Dios y por su fe. Otro
aspecto que a menudo se nos escapa cuando se habla de
San Francisco, puesto en evidencia por Srimati Aram, es
el hecho de que San Francisco tenía un gran respeto por
las mujeres...
La veneración de los seguidores de otras religiones
por San Francisco no está relacionada solamente con el
estilo de vida personal del Santo, sino también al
movimiento que él fundó. San Francisco fundó una Orden
de mendicantes itinerantes, libres de cualquier lazo
material o familiar, que viven en la sencillez y en
perfecta armonía con las criaturas y con la creación;
aunque el ideal franciscano primitivo se ha relajado
mucho a lo largo de los siglos, aún sigue conservando
íntegra la substancia. En la religión hinduista sucede
el mismo fenómeno...
En Rishikesh, considerada un gran centro espiritual
hindú de la India, donde hay cientos de Ashram
(monasterios, n. del tr.), he descubierto que en algunos
de ellos y en otros repartidos por toda la India se
celebra la memoria de San Francisco con una larga
vigilia de oración del mantra que dura hasta al
amanecer. También en Rishikesh he permanecido mucho
tiempo con Swami Chidananda Ji Maharaj, Presidente de la
Divine Life Society, que cuenta con millones de
seguidores. Chidananda es conocido en todo el mundo por
su gran amor y devoción por San Francisco. En sus
frecuentes viajes por la India y en el extranjero habla
a menudo de San Francisco y, a donde quiera que va,
recomienda siempre la Oración Simple.
La Oración Simple se ha hecho universal. No hay un
lugar en el mundo donde no se conozca o se recite. En el
Santhi Ashram de Bombay, como en tantos otros, la
meditación de la mañana, al amanecer, comienza con la
Oración Simple. La Madre Teresa de Calcuta, cuando se
encontraba en grandes encuentros internacionales e
interreligiosos, antes de pronunciar su discurso
distribuía copias de esta oración, y pedía a los
reunidos de recitarla con ella.
Luego están los Sadhu, ascetas mendicantes
itinerantes, que vagan en pobreza absoluta, vestidos
sólo con algunos harapos. Viven de limosna. Estos tienen
gran veneración por San Francisco precisamente por su
pobreza extrema y por su vida eminentemente espiritual.
Lo consideran uno de ellos.
Ciertas analogías entre la vida de comunidad de San
Francisco y de sus frailes, y los movimientos religiosos
de vida comunitaria en las otras religiones no se
encuentran sólo en el hinduismo, sino también en el
budismo y en el jainismo. En estas dos religiones, que
son muy antiguas, en paralelo con la vida monástica
masculina existe la vida monástica femenina. Entre los
monjes budistas y jainistas, como también entre las
respectivas monjas, se practica la vida mendicante e
itinerante. Después de su formación son enviadas a
recorrer la India, en pequeños grupos de cuatro o cinco
para desarrollar su misión.
Los jainistas más radicales, como San Francisco,
caminan siempre descalzos, no usan medios de transporte
y, cuando caminan por el campo, tienen mucho cuidado de
no pisar los gusanos que encuentran en su camino. Además
los jainistas hacen voto de no dañar o de dañar lo menos
posible no sólo a los hombres y a los animales, sino
también a las plantas, al aire, al agua. Y nosotros
sabemos bien cuál era el comportamiento de Francisco
respecto a todos estos elementos, que llamaba "hermanos
o hermanas"...
Para terminar aludo al Sermón de la Montaña de Jesús
(Mt 5, 1-12). Hace algunos años el Swami hindú
Prabhavananda ha publicado un estudio comparativo entre
las Bienaventuranzas y el Vedanta, titulado: "The Sermon
on the Mount according to Vedanta". Según él, los que
viven el espíritu de las Bienaventuranzas y los que
viven según el Vedanta están muy cercanos
espiritualmente. Sin duda Francisco de Asís es el Santo
que encarnó en sí mismo como ninguno el Sermón de la
Montaña y lo ha vivido "sine glossa". Bajo esa luz, hay
una gran cercanía entre Francisco de Asís que vive las
Bienaventuranzas y un monje hindú que vive según las
enseñanzas religiosas Zen. Es otro motivo por el que los
seguidores de estas religiones sienten gran veneración
por San Francisco.
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