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Hoy contemplamos en San
Francisco de Asís, el amor ardiente por la
salvación de las almas, que todo sacerdote debe
tener siempre: de hecho, utiliza el "Perdón de
Asís", que obtuvo del Papa Honorio III en 1216,
después de haber tenido una visión, mientras se
encontraba en la oración en la iglesia de la
Porciúncula. Jesús se le apareció en su gloria,
a la derecha la Virgen María y muchos Ángeles en
torno, le pidió que expresase un deseo, y
Francisco suplicó un "amplio y generoso perdón"
para todos aquellos que "arrepentidos y
confesados" visitasen esa iglesia. Recibida la
aprobación pontificia, el Santo no esperó a
ningún documento escrito, pero corrió hacia
Asís, y llegó a la Porciúncula, sino que anunció
la buena noticia: " Queridos hermanos, quiero
enviaros a todo al Cielo". Desde entonces, del 1
de agosto al mediodía hasta la medianoche del
día 2, se pueden obtener, con las condiciones
habituales, una indulgencia plenaria también por
los difuntos, visitando una iglesia parroquial o
franciscana. |
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