Escritos de san Francisco de Asís

Cartas a particulares - Bendición a fray León

   
   

 

1- Carta a un ministro

Al hermano N. ministro. El Señor te bendiga. te digo como puedo, respecto a tu alma, que todo lo que te impida amar al Señor Dios, y quienquiera que te sea de obstáculo, ya sean hermanos u otros, aunque te golpeen, debes considerarlo como gracia. Y quiérelo así, y no de otro modo. Y esto sea para tí por verdadera obediencia al Señor Dios y a mí, porque sé firmemente que esta es verdadera obediencia. Y ama a los que te hacen estas cosas. Y no quieras que sean mejores cristianos. Y esto sea para ti más que (estar en) un eremitorio. Y en esto quiero saber si tú amas al Señor y a mí, siervo suyo y tuyo, si haces esto, osea que no haya ningún hermano en el mundo que, habiendo pecado todo lo que se puede pecar, y después de haber visto tus ojos, no se vaya nunca sin tu misericordia, si pidió misericordia. Y si no la pide, pregúntale tú a él si la quiere. Y si luego pecara mil veces ante tus ojos, ámalo más que a mí, para que lo atraigas al Señor; y compadécete siempre de esos tales. Y cuando puedas, comunícale al guardián que estás dispuesto a hacerlo así.

De todos los capítulos que hay en la Regla, que hablan de los pecados mortales, en el capítulo de Pentecostés, con la ayuda del Señor y el consejo de los frailes, haremos este capítulo: "Si alguno de los frailes peca mortalmente por instigación del enemigo, tendrá que recurrir, por obediencia, a su guardián. Y todos los frailes que sepan que ha pecado, no no lo avergüencen ni hablan mal de él, mas tengan gran misericordia con él y tengan muy secreto el pecado de su hermano, porque no necesitan de médico los sanos, sino los enfermos. Igualmente estén obligados, por obediencia, a mandarlo a su custodio con un compañero. Y el custodio se comporte misericordiosamente con él, como quería que se comportaran con él, si se viese en un caso semejante. Y si cayera en otro pecado venial, se confiese con un hermano suyo sacerdote. Y si no hubiese un sacerdote, se confiese con otro hermano suyo, hasta que haya un sacerdote que lo absuelva canónicamente, como se ha dicho. Y éste no tenga potestad de imponer más penitencia que esta: "Vete y no peques más".

Este escrito tenlo contigo hasta Pentecostés, para que mejor se observe. Allí estarás con tus hermanos. Y estas cosas, y todas las demás que faltan en la Regla, procurad cumplidlas, con la ayuda de Dios. 


2. Carta a San Antonio de Lisboa (o de Pádua)

A fray Antonio, mi obispo, fray Francisco, salud. Me agrada que enseñes sagrada teología a los frailes, con tal que con ese estudio no apagues el espíritu de oración y devoción, como se dice en la Regla.


3. Carta a Jacoba de Settesoli

Un día san Francisco llamó a sus compañeros: "Vosotros sabéis lo fidelísima y devota que ha sido doña Jacoba de Settesoli conmigo y con la Orden. Por eso creo que, si le comunicárais mi estado, lo tendrá como una gracia grande y un gran consuelo. Y especialmente hacedle saber que os mande un paño para una túnica de paño monástico de color ceniza, como el paño ceniciento que hacen los monjes cistercienses en tierras de Ultramar. Y mande también de aquel dulce que muchas veces me preparó cuando fui a Roma". Este dulce lo llaman los romanos "mortariolo" (mostacho), y está hecho con almendras, azúcar o miel y otras cosas... Y escrita la carta como el padre santo había dicho... (Leyenda de Perusa, 101).


4- Carta a fray León

(A) fray León, (de) tu Francisco, salud y paz. Como una madre, hijo mío, así te digo que todas las palabras que dijimos por el camino (te) las expongo brevemente y aconsejo en este escrito, y no es necesario que vengas a aconsejarte conmigo, porque este es mi consejo: en el modo que te parezca mejor que agradas al Señor Dios y sigues sus huellas y su pobreza, hazlo, con la bendición de Dios y con mi obediencia.

Y si lo necesitas... para otro consuelo tuyo y quieres venir a mí, ven.


5. Bendición a fray León

San Francisco, dos años antes de su muerte, hizo una cuaresma en el monte de la Verna, en honor de la B. Virgen María, Madre de Dios, y del arcángel San Miguel, desde la fiesta de la Asunción de Santa María Virgen hasta la fiesta del arcángel San Miguel; y la mano de Dios estuvo sobre él mediante la visión y las palabras del Serafín y la impresión de los estigmas de Cristo en su cuerpo; entonces compuso estas alabanzas, que están escritas en el reverso de esta hoja, y las escribió de su puño y letra, dando gracias al Señor por el beneficio a él concedido.

EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE. 

TE MUESTRE SU ROSTRO Y TENGA MISERICORDIA DE TI. 

DIRIGA HACIA TI SU MIRADA Y TE DE LA PAZ.

San Francisco escribió de su propio puño esta bendición para mí, fray León: 

FR. LEON T EL SEÑOR TE BENDIGA
Asímismo hizo de su propio puño este signo Tau con la cabeza. 

(el texto en rojo lo escribió fray León en el autógrafo original, que se conserva en el Sacro Convento de San Francisco, Asís).


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