Al
poco tiempo de concluirse el VIII Centenario del
nacimiento de san Francisco, la Ópera de París fue
testigo, el 28 de noviembre de 1893, del nacimiento del
gran poema-ópera de Messiaen, "Saint François d'Assise".
Fue una fecha memorable para la historia de la música y
del canto lírico. Un acontecimiento realmente
excepcional, por dos motivos: porque su autor es el
mayor compositor de música contemporánea, y por la
genialidad y el esplendor de este "oratorio sinfónico".
Olivier Messiaen es uno de esos raros compositores
de la segunda mitad del siglo XX que se pueden llamar
"clásicos". Y también un de los pocos músicos de su
tiempo que no se avergonzó de expresar con firmeza y
constancia que su principal fuente de inspiración era la
fe católica, además de los pájaros y los colores. En su
lenguaje se perciben las huellas de tradiciones
geográfica e historicamente lejanas entre sí, pero
fundidas en un único estilo muy personal, del que su
"Saint François" es la mejor síntesis.
"Yo nací creyente", solía repetir Messiaen. Y la
mayoría de sus obras comentan un tema religioso y suelen
ser "meditaciones sobre los misterios de la fe". Una fe
que Messiaen expresa con cándida frescura, acompañándola
de una impresionante erudición. En su ópera sobre
Francisco, por ejemplo, hay textos y citas originales
del Cántico de las Criaturas, del Eclesiastés, de la
Imitación de Cristo, de los Evangelios, de la carta a
los Corintios e incluso de la Suma Teológica de santo
Tomás de Aquino.
Messiaen conjuga la reflexión teológica con el gusto
por lo maravilloso. Gran lector de cuentos de hadas y de
Shakespeare en los años juveniles, el autor subraya que
su fe está enraizada en esta dimensión de la religión
cristiana: "Estoy seguro de que he llegado a ser
creyente por los cuentos de hadas... Yo sentía la
necesidad de vivir lo maravilloso, pero un maravilloso
verdadero. Lo maravilloso, por lo general, se encuentra
en los mitos, en las historias imaginarias, mientras
que, en la religión católica, lo maravilloso que se te
ofrece es verdadero... Se puede decir que he pasado,
insensiblemente, de lo surreal de los cuentos de hadas a
los sobrenatural de la fe". Por eso debió de elegir para
su ópera a Francisco, un sujeto que encierra una parte
de fantástica "verdad". "No me preguntes mi nombre. Es
maravilloso", canta el ángel al final de la cuarta
escena.
La música de Messiaen mantiene fuertes lazos de
unión con la Edad Media y él mismo presenta afinidades
profundas con una civilización como la medieval, basada
en la religión, y donde la expresión de la fe deja un
lugar importante a lo maravilloso. La emoción producida
por el simbolismo de las esculturas y la monumentalidad
de la arquitectura encuentra mucho eco en su creación,
así como la música y el canto gregoriano, hecho de
breves melodías y de repeticiones a modo de letanías.
Pero lo más original y franciscano de su ópera "Saint
François" es su interés por conjugar la música con los
colores y con el canto de los pájaros, a quienes
considera "pequeños servidores del gozo inmaterial". A
esos elementos hay que añadir ciertos ritmos y sonidos
orientales, principalmente hindúes y japoneses, que dan
a la obra un caracter aún más espiritual y universal.
"Saint François d'Assise" es una ópera lírica en el
verdadero sentido de la palabra, a pesar de que él decía
que no estaba dotado para este tipo de música. Por eso
prefería llamarla, desde su típica humildad, "Escenas
franciscanas", ya que están inspiradas en algunos
episodios de las Florecillas, las Consideraciones sobre
los Estigmas y en el Cántico de las Criaturas.
En esta ópera todo es arte y poesía. Como dice el
autor, "es la historia de la gracia en el alma de San
Francisco", donde se celebra el gozo y la gloria, y es
testimonio de una confianza serena. Por eso no termina
con la muerte terrena del santo, sino con su
resurrección. El espectáculo contó, en su estreno, con
150 coristas y 120 profesores de orquesta, dirigidos con
habilidad por el célebre director de orquesta japonés
Seiji Ozawa, director entonces de la Filarmónica de
Boston y gran amigo del compositor.
Haciendo pleno uso de los medios técnicos a su
disposición, incluyendo el canto de los pájaros en la
escena final de su despedida del mundo de Francisco, la
ópera de Messiaen presenta la Edad Media a su manera,
con una serie de cuadros o episodios aislados de la vida
del santo. En el primer acto, el santo predica la
aceptación del sufrimiento, canta versos de su Cántico
de las Criaturas y besa y cura a un leproso mendigo. El
segundo acto presenta la visita de un ángel que toca
música para Francisco, preguntas y respuestas sobre la
predestinación, y la predicación a los pájaros. En el
tercer acto, recibe los estigmas y muere, y obtiene una
triunfante resurrección musical. Los personajes son
siete: el Ángel, Francisco, el Leproso, Fray Elías y los
hermanos León, Maseo y Bernardo.
En Estados Unidos la obra se estrenó el 27 de
septiembre de 2002, en la ciudad de San Francisco, y de
ella se hizo eco toda la prensa nacional:
San Francisco Chronicle. 30 sept., 2002: Fue una
brillante y admirablemente grandiosa vuelva a casa
[...] El estreno del viernes en el War Memorial Opera
House superó todos los desafíos con enorme, si no con
completo éxito. Dramática, espiritual y, sobre todo,
musicalmente, el estreno fue un hito señalado para la
compañía y para la ópera en este país. La Opera San
Francisco se ha enorgullecido a sí misma y a todos
nosotros.
Los Angeles Times. 30 sept., 2002: [La obra de
Messiaen] es un ritual sencillo de teatro musical ,
directo, incuestionable, absolutamente religioso y
deslumbrante, expresado mediante una música delirante,
extravagante y compleja [...] con este
sorprendente y abrumador "Saint Francois".
New York Times. 30 sept., 2002: La Ópera de San
Francisco merece su trofeo de gloria por esta
producción. El reparto tuvo fuerza y la orquesta ejecutó
la formidablemente intrincada partitura con pasión y
aplomo. El conductor Donald Runnicles hizo creíbles los
términos gloriosos del flujo melódico y de la violencia
rítmica, del gozo seráfico y del dolor terreno [...]
La ópera de Messiaen es un trabajo sublimemente
espacioso, bastante amplio por el denso ramillete de
detalles que llaman la atención. Como un grande y
encantador paisaje, es infinitamente compleja e
inmediatamente comprensible.
Washington Post. 30 sept., 2002: La imponente
Ópera de San Francisco, producción creativa del reciente
"Saint François d'Assise de Olivier Messiaen, debe ser
considerada una de las más altas experiencias musicales
de toda una vida.
Newsday. 30 sept., 2002: A los diez años de la
muerte de Messiaen, esta destacada producción rescata de
manera provocadora a San Francisco de los una vez
interesantes "experimentos musicales" de la extinguida
letanía del pasado siglo. "Lo que emerge inmediatamente
es una imponente obra maestra, en condiciones de ocupar
su lugar entre otras obras - como la Pasión de Bach o la
Missa Solemnis de Beethoven - cuyo mensaje profundamente
espiritual conserva su impacto para una era secularizada
y escéptica.
Saint François
d'Assise |
Acto
I |
1. La cruz:
J'ai peur, sur la route |
2. J'ai peur
sur las route |
3. J'ai peur
sur la route |
4. S'il se met
pleuvoir |
5. Saint
François et Frere Leon remettent leur capuchon |
Acto II
(a) |
1. El ángel
viajero |
2. J'ai peur
sur la route |
3. Frere
Masseo rentre dans la salle conventuelle... |
4. Qui peut
frapper de la sorte? |
5. Pourquoi me
derange-t-on sans cesse? |
Acto II
(b) |
1. La
predicación a los pájaros |
2. Pere, te
souviens-tu du jeune homme de Sienne? |
3. Une
louange! Un point d'exclamation! |
4. Petit
concert d'oiseaux |
5. Petit
concert d'oiseaux (Toute chose, de beaut doit parvenir la
libert) |
Acto III |
1. Los
Estigmas |
2. Seigneur
Jesus-Christ, accorde-moi deux graces |
3. Les miens,
je les ai aimes |
4. O
faiblesse! Ame tres meprisable! |
5. Une lueur
rouge et violette enflamme toute la scene |
Toda la obra musical, editada en
cuatro discos,
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