Orden de las Hermanas Franciscanas Clarisas
Capuchinas
Las divisiones y reformas de los franciscanos de la
primera Orden se reflejó también en la orden de las
Clarisas, que dependían espiritualmente de ellos. De ahí
que, pocos años después del nacimiento oficial de la
Orden de los Capuchinos (1525), surgiera en Nápoles el
primer monasterio de clarisas capuchinas. Su origen fue
un hospital de incurables de Nápoles, fundado por la
noble viuda española María Lorenza Longo. Los primeros
capuchinos llegados a la ciudad se hospedaron allí y se
hicieron cargo de la dirección espiritual de la
comunidad de terciarias franciscanas que lo atendían.
En 1533 la dirección cayó en manos de San Cayetano de
Thienne, fundador de los teatinos, que dio al grupo un
marcado acento contemplativo y obtuvo de la Santa Sede
para ellas la aprobación canónica con el nombre de
Hermanas Franciscanas de la Tercera Orden, mientras
María Lorenza establecía una clausura rigurosa. En 1538,
San Cayetano las confió al cuidado de los capuchinos,
que no eran ajenos al nuevo rumbo que tomaba la nueva
fundación. Y el 10 de diciembre del mismo año Pablo III
confirmaba la erección definitiva del monasterio bajo la
Regla de Santa Clara, poniéndolo bajo la dirección de
los capuchinos, por expreso deseo de la fundadora. Una
disposición pontificia limitaba el número de monjas a
33, por lo que fue llamado popularmente el monasterio
"de las Treinta y tres".
La característica principal de la nueva Orden de las
capuchinas será "la estrictísima observancia de la regla
de santa Clara": máxima pobreza, austeridad, estricta
clausura, sencillez fraterna e intensa vida de oración.
Para lograrlo, sor María Lorenza adoptó las
Constituciones de santa Coleta, completándolas y
sustituyéndolas en parte con algunos puntos de las
Constituciones de los capuchinos. La veneración general
de que fueron objeto desde un principio fue la causa de
que la nueva congregación se extendiera enseguida con
nuevas fundaciones en Italia (Perusa, Gubbio, Roma,
Milán...) y en el mundo. La primera fundación fuera de
Italia fue la de Granada, en España, donde Lucía de
Ureña (+1597) fundó las Capuchinas Mínimas del Desierto
de Penitencia. En 1599 Ángela Margarita Serafina Prat
fundaba en Barcelona otra comunidad, "conforme a la
regla y estatutos de las monjas capuchinas de Roma y
Granada", como se decía en el decreto de erección. A
finales del siglo XVII eran ya 24 monasterios en España.
En 1665, un grupo de capuchinas fundaba en la ciudad de
México, extendiéndose la reforma rápidamente por todo el
país. Y desde Madrid llegaban a Lima (Perú) en 1713 y a
La Antigua (Guatemala) en 1725. En Francia, entre el
16013 y el 1619 surgieron monasterios de capuchinas en
París, Amiens (ex-recoletas) Marsella y Tours, de donde
salieron para fundar en Lisboa en 1665, a petición de la
reina de Portugal.
Siendo monasterios autónomos, tenían gran variedad
de usos y observancias, hasta que, en 1610, el
Procurador general de los capuchinos Jerónimo
Castelferretti revisó las constituciones de Nápoles, que
fueron adoptadas por numerosos monasterios de Italia y
España. Otras obtuvieron constituciones propias
aprobadas por sus obispos o por breve pontificio. Hoy la
Congregación cuenta con más de dos mil religiosas y unos
150 monasterios (ver Directorio).
Entre sus miembros destacan la fundadora, que murió
el 21 de diciembre de 1542 en loor de santidad, y la
estigmatizada Santa Verónica Giuliani (1660-1727), con
su voluminoso diario donde relata sus experiencias
espirituales, que la convierten en una de las mayores
místicas contemplativas de la Iglesia. Recordamos
también a su discípula la beata Florida o Fiorita Cévoli
(1685-1767) y a la beata María Magdalena Martinengo
(1687-1737), prodigio de penitencia y austeridad.
Clarisas Capuchinas Sacramentarias o de la Adoración
Perpetua
Las Clarisas Capuchinas de la Adoración Perpetua son
una rama de la orden anterior, compuesta por 25
monasterios que comparten los mismos orígenes y
espiritualidad. La diferencia es que se dedican, por
encima de todo, a interceder y a ralizar el fin más
noble de la comunidad de orantes que es la Iglesia:
glorificar a Dios a todas horas en nombre de toda la
humanidad, sobre todo con la participación activa en la
Celebración Eucarística, que se prolonga en la
Adoración, ofreciéndose a sí mismas en favor de todo el
mundo y de las necesidades de la Iglesia.
Terciarias Franciscanas Capuchinas (TORCap)
Además de las clarisas capuchinas, están afiliadas a
la orden de los Hermanos Menores Capuchinos las
Capuchinas de Frances Taffin, pequeño grupo de 23
hermanas que viven en 4 monasterios y las Capuchinas de
la Tercera Orden Regular, con unos 16 monasterios.
También hay Capuchinas fruto de la reforma homónima
masculina. Se trata de aquellos conventos femeninos de
la tercera orden regular franciscana (TOR) de entre los
siglos XIV y XVI que, en base a las Constituciones de la
Orden, se convirtieron en Terciarias Capuchinas, con
autonomía propia. Entre ellas destaca la reforma
iniciada en Pfanneregg, Suiza, por Elisabeth Spitzlin,
que se extendió a otros conventos. A partir de 1958, 15
conventos de terciarias capuchinas, sometidos a la
visita del ministro provincial capuchino o al obispo
diocesano, se unieron en la Federación de Santa Clara,
que en 1965 contaba con 573 religiosas y con 209 en el
2003. Se dedican principalmente a la vida contemplativa,
a la elaboración de hostias y ornamentos litúrgicos y a
la catequesis. En 1888, 1965 y 1967 fundaron varias
misiones y conventos en América Latina y en África.
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