Nacionalidad: Italia
Director: Roberto Rosellini
Produccion: Giuseppe Amato,
Rizzoli Film, Cineriz
Guión: Basado en las
Florecillas y Vida de fray Junípero
Escenografía:
Roberto Rossellini, Federico Fellini, Fr. Felix Morion, Fr. Antonio
Lisandrini
Música: Fr. Enrico
Buondonno, Renzo Rossellini
Fotografía: Otello Martelli
en blanco y negro
Año: 1950
Duración: 75 min.
Género: Drama religioso
Premios:
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Reparto:
Aldo
Fabrizi
Arabella
Lemaitre
Fray
Nazario Gerardi
y actores
franciscanos,
no profesionales
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Argumento
"La cinta no es una biografía del
Santo, sino once episodios entresacados de las Florecillas, en
los que se manifiesta el espíritu de la reforma franciscana. En
ella se ilustra un breve periodo de tiempo de la vida de la
primera comunidad franciscana, desde el regreso de Francisco de
Roma hasta la separación de los discípulos, enviados a predicar
la palabra de Dios a todo el mundo; sirven como introducción al
relato algunos cuadros que reproducen frescos de los siglos XIII
y XIV sobre la vida de Francisco. Estos son los titulares de
cada episodio: Rivotorto ocupado por un asno; La nueva casita de
fray Junípero; Oración de Francisco y llegada de Juan el Simple;
Elogio del hermano fuego; Admirable cena con la hermana Clara;
Francisco besa al leproso; Un almuerzo para quince días; Caridad
de fray Junípero; Nueva y terrible aventura del ingénuo
Junípero; Dónde está la perfecta alegría; Muchos son los caminos
del Señor." (cinematografo.it)
Comentarios
Once episodios de la vida de
Francisco de Asís (1182-1226) extraídos de Las Florecillas y la
vida de fray Junípero, algunos muy bellos por su autenticidad y
por la fresca inspiración religiosa, otros algo forzados y de
religiosidad demasiado oficial, pero, substancialmente, la
adhesión del lenguaje fulminante roselliniano a la
interpretación del franciscanismo, centrada en la sencillez, da
resultados extraordinarios. Su mayor mérito es haber tratado las
Florecillas como si fuesen episodios de "Paisà".
(Morandini, 2001)
En coherencia con su manera de
hacer cine, Rosellini tampoco utilizó actores profesinoales para
su Francesco, con excepción de Aldo Frabrizi, che
interpretaba a Nicolaio, el tirano de Viterbo, y Arabella
Lemaitre, que interpretaba a Clara. Los demás personajes,
empezando por Francisco, interpretado por fray Nazario Gerardi,
eran todos religiosos. Y entre ellos estaba también monseñor
Antonio Forte, que fue luego obispo de Avellino, y entonces era
un joven fraile menor.
Con mons. Forte, hace algún tiempo
tuve ocasión de hablar a propósito de esta experiencia suya
singular, vivida en el reparto de "Francisco, juglar de Dios". Y
lo que más me impactó de las reflexiones del alto prelado fue su
referencia a la "franciscanidad" de Rossellini, el cual, más
allá de sus convicciones religiosas personales, sentía una
profunda admiración por Francisco de Asís, el único hombre al
que reconocía una total adhesión al mensaje de amor dejado en
herencia por Jesús.
Y en todo el relato
cinematográfico se respira de verdad este extraordinario mensaje
de fraternidad universal predicado por Francisco y vivido por
los "fraticelli" con convicción, coherencia y, a menudo, también
con ingenuidad. Todo eso trasluce en los varios episodios de la
película, once en total, a través de los cuales la figura de
fray Junípero, muchó más que la del seráfico padre, nos revela
con convincente sencillez la gran lección del enunciado
evangélico y el carácter del carisma franciscano, que es su más
fiel realización. El mensaje que el director hace suyo es
evidente: hay que redescubrir aquellos sentimientos de
solidaridad y de igualdal que el mundo moderno parece haber
perdido; y eso tiene que interesar a todos, a cada hombre, a
cada criatura..., incluso a la más débil y desafortunada...
(Gianni Virgadaula, S. Francesco nel Cinema,5. Rev. Francesco, il
volto secolare, n. 6, 2003, p. 33. En italiano).
Tuvieron
que pasar sólo unos pocos años, y la historia del cine se apuntaba
en sus anales una de las películas más significativas inspiradas
en la vida de San Francisco, aquel Francisco, juglar de Dios,
que Roberto Rosellini rodó en 1950, en plena temporada del
neorrealismo, mezclando la contemporaneidad de una crónica que se
resentía aún, en su lenguaje terso y seco, de las heridas y
laceraciones de la guerra, con la búsqueda animada por el análisis
histórico. Puesto en escena por Federico Fellini y Brunello Rondi,
el film de Rosellini se compone de una serie de anécdotas unidas
entre sí por el tema de la santidad, entendida como deseo de
sinceridad que lleva al anticonformismo, y con ello a la rebelión
contra el mundo y a la sospecha de locura por parte de quien no
llega a captar la revolución del mensaje franciscano. (Enzo
Nata, "S.
Francesco Patrono d'Italia", febr. 1999, p. 33).
Película rodada en 1950 por
Rossellini y una de sus obras maestras históricas -citada, por
otra parte, incluso en las enciclopedias-, Francisco, juglar
de Dios es la historia de San Francisco de Asís, vista bajo
la óptica del humanismo y del laicismo de Rossellini, que se
basa (aún con la ayuda y colaboración de un fraile franciscano)
en un análisis "racional" del franciscanismo, que trata
de ser fiel a la regla franciscana, a su espíritu y mensaje de
amor y de fraternidad universal. A través de los episodios de
las Florecillas sale fuera una enseñanza "política"
acerca de la importancia y la fuerza del amor: es ejemplar el
episodio del encuentro de fray Junípero con el terrible tirano
Nicolaio, donde triunfa la sencillez y el amor. Película que
vale la pena ver y volver a ver.(Comentario en www.dooyoo.it).
Muchas películas religiosas son negocios turbios, hechos por personas religiosas. Francisco,
juglar de Dios es una rara película religiosa. Carece de
lecturas literarias y de cualquier otra cita. Está
realizada por Rossellini y su título es Francisco, juglar de
Dios. Por supuesto que hay un largo camino de aquí hasta el Diario di un
prete di campagna. Hermano Sol, hermana
Luna, de Zeffirelli, es más famosa: San Francisco hippy.
Pero ha sido la mejor. Fue rodada, más o menos, en los mismos
lugares, en Italia. Actúan no profesionales (Rosellini fue un
neorrealista, por supuesto). Afortunadamente, un grupo de
frailes interpreta... a un grupo de frailes que siguen a
Francisco. En 75 rápidos minutos, Rossellini representa una
serie de episodios: San Francisco encuentra a un leproso, un
cocinero aprende por qué las obras, no las palabras, conquistan
almas, etc. Hay una musiquilla y la verdad, cosa extraña, no dedica mucho tiempo a San Francisco. Él es un
personaje aparte; lo que
realmente interesa es la vida diaria y las lecciones de los
frailes. Al final, Francisco envía a los frailes fuera, a
predicar. Dan vueltas en círculo, caen y, a donde apuntan sus
cabezas, ahí es donde van. La religión es un viaje, no una razón
urgenta para convertir a otros. Esta cinta, nada insistente y
extremadamente generosa, es seguramente una de las mejores
películas religiosas jamás realizadas, llena de naturaleza y de
gozo (Comentario de la web IMdB. En inglés).
Una película de gran armonía y
belleza natural, este corto largometraje del célebre italiano
neorrealista Roberto Rossellini es un poema hecho de gestos.
Interpretada, con excepción de Aldo Fabrizi, por no
profesionales (todos ellos son en la vida real frailes
franciscanos), la película capta la pureza de los hermanos y sus
deseos de vivir en armonía con la naturaleza. Más que los
grandes temas de la película -hombre y naturaleza, Dios y el
hombre, paz y desafío, amor y odio, generosidad y ambición-,
Rossellini capta sensiblemente los movimientos expresivos de
los frailes. Rossellini no nos presenta discursos ni nos pone a
oir textos literarios. En vez de eso, vemos las manos y los
rostros de esos frailes, su asombro, su paz, su sencillez. Cómo
esos frailes son capaces de expresar tanto con sus ojos, así
también Rossellini es capaz de transmitir volúmenes con una simple
instantánea. (Comentario de tvguide.com/movies).
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