Francesc Eiximenis nació probablemente en Gerona,
en torno al 1330. Hijo de familia de comerciantes
bien situada y relacionada con la Casa Real, entró
de pequeño en la orden franciscana. Tuvo una amplia formación
académica y universitaria, que culminó en el 1374 con su graduación como
Maestro en Teología (la más alta en su época) en Tolosa
(Francia), con la ayuda inestimable
de los monarcas y de la esposa del príncipe heredero
(Futuro Juan I), Mata de Armagnac, francesa y con mucha
influencia al otro lado de los Pirineos. Antes había
estudiado en diferentes centros universitarios, tanto
de la Corona de Aragón como del resto de Europa (París, Cambridge y
Oxford). Al parecer, el que
más le marcó fue el de Oxford, donde la orden franciscana tenía un brillante
estudio. No exageramos si decimos que los
maestros franciscanos de Oxford fueron los que más
le influyeron, sobre todo las dos máximas figuras del
pensamiento franciscano en el siglo XIV: Guillermo de Ockham y el beato Juan Duns Escoto. De estos dos autores
son de los que más obras poseía en el momento de su
muerte, según un interesante
inventario, conservado en el Archivo Vaticano y
descubierto por el investigador Jacques Monfrin. Destaca
en el mismo inventario un gran número de autores
ingleses o que pasaron por Oxford: Adam Wodham, Adelardo
de Bath, Alejandro d'Hales, Guillermo de Ockham, Hugo de Newcastle, Juan Dumbleton, Juan Duns Escoto (escocés, pero educado y profesor en
Oxford), Juan de Gales (estudiante y profesor en Oxford), Osberto Ánglico,
Ricardo de Kilvington, Ricardo Fitzralph (irlandés, profesor y canciller en Oxford), Ricardo de Middletown,
Roberto Cowton. Roberto Halifax, Rogelio Rosetus,
Esteban Langton, Roberto Holcot o Tomás de Buckingham.
Hábría que añadir aquí a
tres obispos ingleses que no aparecen en el inventario, pero
que también influyeron en Eiximenis: el arzobispo de Canterbury Thomas Bradwardine, el obispo de Lincoln
Robert Grossateste (muy citado por Eiximenis
bajo el nombre de Linconiensis o Liconiensis) y el
obispo de Chartres Juan de Salisbury.
No obstante los influjos
mayoritariamente franciscanos y oxonianos en su
pensamiento y formación, se aprecia en Eiximenis cierto
autodidactismo, movido tal vez por el espíritu práctico
y funcional del propio pensamiento franciscano, tal como
bien señala C. Wittlin: "The Franciscan school
maintained the practical philosophy of higher education
for clergymen formed by its greats teachers Roger Bacon,
Duns Scotus, Ockham, John of Salisbury, John of Wales,
Grosseteste, which was more to the liking of our
somewhat autodidact writer than the scholastic Thomism
taught at other universities".
Ya de vuelta en Cataluña, tras su periplo
de estudios europeos, lo encontramos en Vic,
Barcelona y Tarragona, sin contar su
frustrada carrera universitaria en Lérida, y alguna rápida incursión diplomática en su Gerona natal.
Parece ser que previamente, en 1365, había estado en
la Corte pontificia de Aviñón, donde presenció la primera de las
Revelaciones del infante Pedro de Aragón. Y a lo
largo de su obra también encontramos
referencias a su estancia en diversas ciudades europeas,
que debió producirse en coincidencia con su periplo
de estudios europeos. Se trata de Roma, Colonia y el monte Alvernia,
que era un importante foco de espiritualidad franciscana
de la región italiana de Toscana.
En el año 1383 se trasladó a Valencia, como
árbitro de un testamento, y allí se quedó
definitivamente hasta un
año antes de su muerte, cuando el antipapa Benedicto
XIII lo llamó al Concilio de Perpiñán, nombrándolo poco
después, quizás como recompensa por su fidelidad, obispo
de Elna (Perpiñán) y Patriarca de Jerusalén. Posible motivo de su
traslado a Valencia, aparte del citado asunto testamentario,
debió de ser la voluntad de sus superiores. Los jurados
valencianos, a los que Eiximenis dedicó su Regiment,
también debieron de influir en su prolongada estancia en
la ciudad del Turia. Es sabido que éstos, para darle
brillantez intelectual, a finales del siglo XIV se
esforzaron por atraer a Valencia los mejores maestros de
las órdenes mendicantes.
El éxito de Eiximenis en Valencia fue
inmediato. Su fama de erudito y estudioso y sus obras le dieron un
gran prestigio, hasta el punto de que los volúmenes de Lo Crestià...
estaban atados con una cadena en la Sala del Consell de
Valencia, a disposición del público. El afecto debió de
ser mutuo, pues, en 1384, fray Françesc rechazó ser confesor del infante Juan
(futuro Juan I), y prefirió continuar en Valencia.
Eiximenis desarrolló una importante actividad pública.
Asesoraba continuamente a los jurados, y a la ciudad en
general, recibiendo a cambio muchos subsidios en forma
de dinero y hábitos religiosos. Aunque sólo se conserva
un trocito de un sermón suyo, su actividad como
predicador en Valencia fue importante. Él fue uno de los
tres religiosos a quiénes los concejales de la ciudad
encargaron pronunciar en 1387 el elogio fúnebre del rey
Pedro el Ceremonioso. También fue el encargado de
celebrar el éxito de la campaña siciliana de 1392.
Además, fray Francisco trató continuamente de
apaciguar la tensión constante existente entre los
poderes civil y eclesiástico valenciano. Particularmente
interesantes son, en este sentido, sus Allegationes,
donde, no obstante, mantiene una posición fuertemente
teocrática, consciente como era de la dignidad
eclesiástica y de la superioridad de lo espiritual sobre
lo temporal, según su ideario.
Destaca también tu labor organizadora como Comisario
Apostólico de dos cruzadas valenciano-mallorquinas
contra los piratas de las costas norteafricanas
(1397-1399). En 1399 lo encontramos en otra
comisión encargada por el Consejo ciudadano de redactar
los estatutos de las escuelas de Valencia, con el
propósito, fallido, de reunificarlas.
Hombre plenamente integrado en la problemática de su
tiempo, participó además en una comisión de expertos
para examinar los libros hebreos robados durante el
sangriento saqueo de 1391. Y también en una comisión de
teólogos encargada de aconsejar al monarca aragonés
"sobre el fet de l'Esglesia", es decir, sobre el Cisma
de Occidente.
En medio de una vida social tan intensa, Eiximenis
no descuida su condición de hombre de Iglesia. En 1391,
en un momento de guerra e inestabilidad, organizó una
especie de cadena espiritual en los monasterios cercanos
a Valencia, solicitando a los religiosos "sus oraciones,
para implorar ayuda y remedio". Junto con su hija
espiritual la reina María de Luna, esposa de Martín el
Humano, fundó el convento franciscano de Santo Espíritu
de Morviedro.
Sin embargo, fray Francisco Eiximenis es conocido,
sobre todo, por su no menos vertiginosa producción
literaria, escrita casi toda ella en lengua vernácula
catalana. Obras suyas conocidas son el Tractat de
Usura (Tratado sobre la usura, h. 1374), De
Triplici Statu Mundi (del Triple Estado del Mundo,
1378-1379), Lo Crestià (El Cristiano), su obra más
importante y monumental (1379-1387), Lo Llibre dels
Angels (El Libro de los Ángeles, 1392), Lo Llibre de
les Dones (El Libro de las Mujeres, h. 1396,
adaptado enseguida al castellano con el título de El
Carro de las Donas), y la Vida de Jesucrist
(entre 1399 y 1406).
Fray Francisco Eiximenis no pudo concluir su vida en
Valencia porque el papa de Aviñón Benedicto XIII lo
convocó al concilio de Perpiñán en 1408, y lo nombró
primer Patriarca de Jerusalén y luego obispo de Elna o
Perpiñán. Aquí murió, y sus restos fueron sepultados en
la iglesia de San Francisco, hasta que, a principios del
siglo XX, la mayor parte del convento franciscano fue
destruido y convertido en cuartel.
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Para más información
sobre la vida, obra y pensamiento del personaje,
ver
Lluis BRINES: "La
Filosofia social y política de Francesc Eiximenis"
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1ª parte
Estudios
Franciscanos, 107 (2006), pp. 41-232
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