El 3 de octubre de 2003, víspera de la fiesta
de nuestro Santo, la Compañía de "Forza Venite Gente"
presentó en la Plaza inferior de la Basílica de San
Francisco en Asís su nuevo espectáculo: "MADRE TERESA IL
MUSICAL", inspirado en la diminuta persona y gran
personalidad de la Madre de los Pobres, beatificada por
Juan Pablo II el 19 de octubre en la Plaza de San Pedro
de Roma. Fue como si la Madre Teresa hubiese regresado
de nuevo a Asís para recordarnos el discurso que
pronunció hace veintiún años. La Premio Nóbel de la Paz
había estado ya otras dos veces en la ciudad del
"Pobrecillo" en visita privada, pero el 22 de mayo de
1982 fue invitada por el obispo de la diócesis a
participar en los actos de clausura del VII Centenario
del nacimiento de san Francisco. Por su actualidad, y
porque revelan con claridad las raíces de su fortaleza,
de su fe y de su amor por los más pobres, reproducimos
aquí sus palabras. En la foto: M. Teresa en oración
ante la Tumba de san Francisco.
Palabras de Madre Teresa de Calcuta
Asís, 22 de mayo de 1982
Doy gracias al Señor que nos ha traído juntos aquí,
a esta hermosa ciudad de Asís.
Jesús vino al mundo para darnos la buena noticia de que
Dios nos ama. Y fue un niño pequeño aún no nacido el que
reconoció por vez primera la presencia de Jesús. ¿Os
acordáis de cuando la Virgen María fue a donde Santa
Isabel? El pequeño Juan, aún no nacido, saltó de gozo. Y
hoy este niñito aún no nacido se ha convertido en objeto
de destrucción. Proponemos firmemente que en esta
bellísima ciudad de Asís, donde San Francisco nos ha
enseñado a amarnos mutuamente, ningún niño se sienta no
deseado.
El comienzo del amor de San Francisco, es decir su
completo y total abandono a Dios fue cuando besó al
leproso. Ha sido este su primer gran amor, porque
después se sintió libre. La pobreza no es sólo renuncia.
La pobreza es gozo, la pobreza es libertad. San
Francisco nos lo ha enseñado, porque estaba siempre
lleno de alegría. No porque tuviese miedo de la riqueza,
del dinero. Él mismo había escogido no tener, porque
quería amar a Cristo con un amor sin división. Si
queremos también nosotros amar como él, oremos. Y el
fruto de la oración será un corazón puro. Y un corazón
puro podrá ver a Dios. Porque Jesús ha dicho que “todo
lo que hagáis a los más pequeños de mis hermanos a mí me
lo hacéis”. Y Jesús nos ha dicho también que en el
momento de nuestra muerte seremos juzgados por lo que
hayamos sido con los pobres: “tenía hambre y me habéis
dado de comer, estaba desnudo y me habéis vestido,
estaba sin casa y me habéis hospedado”.
Estoy segura de que aquí en Asís no sabéis lo que es
el hambre de pan. Pero hay otra hambre: el hambre de ser
amados. No hay desnudez de ropa, pero tal vez sí de
aquella dignidad humana que nos hace hijos de Dios.
Quizás en Asís no se encuentra gente que yace en las
calles por falta de una casa, pero hay personas que no
tienen casa porque son rechazadas, porque les falta
aquella dignidad humana, porque nadie las ama.
Nosotros tenemos en Roma una casa para gente sin
techo que recogemos por las calles. En Via Carlo
Cattaneo tenemos una casa para las personas que no
tienen a nadie, que no tienen nada, que tienen hambre.
Estoy segura de que, si rezáis, os daréis cuenta de que
también aquí, en vuestra ciudad, en vuestros lugares,
encontraréis a los pobres. ¿Dónde comienza el amor? El
amor empieza en la propia casa. Y si la familia reza
unida, permanecerá unida. Y si permanecéis unidos os
amaréis como Dios os ama.
En la India tenemos mucha gente pobre; no cuenta lo
que damos, sino cuánto amor ponemos al dar. Una vez en
Calcuta no teníamos azúcar para nuestros niños y un niño
pequeño de cuatro años dijo a sus padres: “yo no comeré
azúcar durante tres días y daré mi azúcar a la Madre
Teresa, para sus niños”. Aquel niño ha amado con un amor
grande, porque ha amado hasta el sacrificio. Comencemos
a amar precisamente aquí, en Asís. Buscad a las personas
solas, marginadas, a las que no son amadas. Si hay una
persona ciega, id a leerle el diario. Id a hacerle la
compra a alguien que no puede salir. Haced estas cosas
pequeñas con un amor grande. Porque Jesús ha venido para
enseñarnos esto: Él, que era tan rico, se ha hecho pobre
por nosotros. Por eso se ha hecho Pan de vida, para
saciar nuestra hambre de Dios. Y se ha hecho hambriento
para darnos la oportunidad de saciar su hambre con
nuestro amor.
Hagamos este firme propósito: que en esta bellísima
ciudad de Asís nadie se tenga que sentir indeseado, no
amado, abandonado. Y si no queréis a ese niño, dádmelo a
mi. Lo quiero yo.
Pediremos a la Virgen que sea siempre una madre querida
para vosotros. MI oración por vosotros es que hagáis de
vuestra casa un lugar de amor, de paz, de gozo.
Recuperad la oración en vuestra familia y esa oración
traerá la alegría, el amor, la paz. Y rezar por
nosotras, para que podamos desarrollar la obra de Dios
con amor grande.
Muchas jóvenes han entrado en nuestra congregación y
ahora trabajan como religiosas en todo el mundo. Espero
que alguna de vuestras jóvenes se una un día a nosotros.
Estoy muy agradecida al alcalde por haber preparado
este encuentro. Orad por nosotras y yo rezaré por
vosotros, para que podáis crecer cada vez más en el amor
de Dios, amándoos unos a otros y amando, especialmente,
a los pobres con el amor con que Dios os ama.
Dios os bendiga.
Madre Teresa de Calcuta
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