El Santuario de Fontecolombo
Sobre un saliente del antiguo monte Rainiero, a 15
kilómetros de Rieti y 547 metros de altura, Fontecolombo
debe su nombre a S. Francisco, que empezó a llamar
"Fuente de las palomas" a un manantial cercano. Allí
existía la pequeña capillita de Santa María o de la
Magdalena, cedida por los monjes de la poderosa abadía
de Farfa a los hermanos Menores. A la izquierda del
altar, en un hueco de la pared, hay un signo Tau (T),
que se supone pintado por el mismo S. Francisco.
Debajo de la ermita de Santa María en Fontecolombo
hay una estrecha hendidura entre las rocas, donde
Francisco vivió retirado todo el tiempo que duró la
redacción de la Regla, sin ver a nadie, atendido sólo
por fray León. Fontecolombo es como el Sinaí
franciscano, donde el Santo dejó a sus hermanos la Ley
nueva del Evangelio de Cristo, vivido con sencillez y
humildad, pobreza, castidad y obediencia.
El convento actual es del siglo XV y la iglesia del
santuario fue consagrada al culto en el 1450. Está
dedicada a San Francisco y a San Bernardino de Siena y
en ella, se conserva una escultura de madera del s.
XVII, que representa al Santo abrazando a Cristo
crucificado, y una bella pintura de la Virgen, del s.
XV, atribuida a la escuela de Antoniazzo Romano.
Redacción de la Regla franciscana
Francisco se retiró aquí en 1223, con fray Bonicio
de Bolonia y con fray León, su secretario, joven
sacerdote de Colona, cerca de Viterbo, recientemente
ingresado en la Orden. Desde entonces, él será su más
fiel compañero, secretario, confesor y enfermero. La
intención del Santo era redactar una nueva Regla, más
breve que la hasta entonces vigente, y solicitar al Papa
su aprobación definitiva, para salir al paso de las
pretensiones de algunos ministros provinciales,
incapaces de comprender el verdadero carisma de
Francisco y de la Orden.
Francisco pensaba presentar el borrador de la Regla
al Capítulo general de la Porciúncula, pero la
enfermedad de se lo impidió, y tuvo que permanecer en
Fontecolombo. Para colmo, su vicario fray Elías extravió
el texto, y tuvo que redactarlo de nuevo. Tras los
últimos retoques por parte del cardenal Hugolino y del
mismo papa, Honorio III aprobó la Regla con la bula "Solet
anuere" del 29 de noviembre de 1223. Con la bula bajo el
brazo, Francisco regresó de Roma a Fontecolombo a
primeros de diciembre, y de aquí, marchó a Greccio,
donde celebró la Navidad y permaneció hasta la Pascua de
Resurrección.
El tratamiento de los ojos
De Greccio, Francisco regresó a Asís en la primavera
de 1224, para presentar la nueva Regla al Capitulo
general. Poco después salió para la Verna, de donde
regresó hacia el mes de noviembre, con los estigmas de
la Pasión en sus manos, pies y costado. Tras un breve
recorrido entre las regiones de Úmbria y Lacio y unas
seis semanas de permanencia en San Damián, aquejado de
una grave infección ocular, en el verano de 1225 salió
de nuevo para el Valle de Rieti, para someterse a una
delicada intervención quirúrgica, a instancias del
cardenal Hugolino, protector de la Orden, y del vicario
fray Elías. La dolorosa operación tuvo lugar en
Fontecolombo sin ningún resultado. Aquí permaneció todo
el otoño, hasta que los rigores del invierno lo
obligaron a trasladarse a la ciudad de Rieti, para
facilitar su trabajo al médico oftalmólogo que lo
visitaba con frecuencia.
"Para estimular a los hermanos a la observancia
de esta Regla, el Santo solía decir, con gran fervor,
que no había escrito nada por propia iniciativa, sino
solamente aquello que se le había revelado. Y, para que
quedara constancia más patente de ello con el mismo
testimonio divino, he aquí que, pasados unos días, le
quedaron impresas las llagas del Señor Jesús, como si
fueran una bula del sumo pontífice Cristo, para plena
confirmación de la Regla y recomendación de su autor". (San
Buenaventura, Leyenda Mayor, IV, 11)
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